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jueves, 17 de febrero de 2011

Desde este mundo virtual

Cuando ya pretendemos controlar lo intangible tendremos que tener en cuenta varios aspectos antes de juzgar todo por el mismo rasero. Con esto que voy a comentar no pretendo excluirme de antemano, simplemente lo hago para que se me entienda: nunca he comprado en el top manta, no me gusta la gente que se aprovecha económicamente del trabajo de los demás, menos aún por la ley del mínimo esfuerzo. Hace unos diez años, cualquier colega aparecía con una lista de discos, videojuegos o películas; se solían vender por poco dinero aunque siempre con intención de sacar tajada. Tampoco recuerdo haber comprado nunca nada de eso.

Un cosa es ser un parásito y otra muy distinta compartir en beneficio de la información, sin ánimo de lucro. Bajo esta ley virtual nos movemos muchos de nosotros, con la clara intención de conocer, de ampliar contenidos. No, no iríamos al cine de todas formas, ni compraríamos videojuegos a 60 Eurazos, ni esperaríamos con ansiedad que nuestro grupo favorito vaya a firmar discos a nuestro pueblo. Seríamos en este caso más ignorantes porque no tenemos pasta para todo.

La ley escrita que acaba de poner en vigencia el parlamento tendría que tener en cuenta todo esto: perseguir a todo aquel que busca beneficiarse por cuenta ajena y proteger la información compartida de los que no. Es dificíl establecer una línea divisoria pero de eso se trata, queremos seguir siendo libres intelectualmente hablando y durante estos años de megavelocidad podemos decir que lo hemos disfrutado. No nos cierren esta vía porque es como cerrar la Biblioteca de Alejandría.

Algunos países supuestamente desarrollados están regulados bajo unas estrictas normas de uso de la red. Cuando un gobierno pseudodemocrático afronta un problema desconocido suele utilizar la prohibición general para resolverlo. No queremos parecernos a ellos porque somos más modernos, nuestra democracia también lo es. Si hay que mirar a alguien, fijémonos en los escandinavos, ellos sí saben manejar la libertad del individuo.