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martes, 8 de febrero de 2011

Tener mano izquierda II

No sé que diferencia puede haber entre un partido de ultraderecha y otro de la izquierda abertzale sin entrar en argumentos ideológicos que a fin de cuentas son efímeros y dependen un poco de la época en la que vivimos. La manera radical de valorar a la oposición es similar, parecida también la violencia de sus afiliados más extremistas y los dos disponen de brazos políticos para captar seguidores indecisos, para exponer ideales.

¿Por qué no puede Batasuna presentarse a unas elecciones una vez condenada la violencia?, sería antidemocrático no condecer la indulgencia cuando es el momento de demostrar que este país funciona así y bien. No se trata de dar un dedo y que te cojan un brazo, se trata de tender una mano sin segundas intenciones; sin avisar que ojo que te veo, sin miramientos ni trabas. Porque si los tipos son listos entenderán que o intentan convivir en esa intención de igualdad o en cualquier conato de violencia alentado por ellos mismos perderán todos los privilegios y una vez se acostumbren a esta nueva buena vida no van a querer volver a la otra, a la de ensalzar la lucha armada. Igual soy un fantasma pero creo que inteligentes somos todos cuando queremos entender.

Los nacionalismos vistos desde el punto de vista deportivo dan aliciente a las competiciones, crean rivalidad, ponen salsilla a las patatas, alimentan el espíritu y emocionan como pocas cosas. Mirados desde el lado cultural, de identidad, ayudan a mantener firmes los pilares de un pueblo, sus costumbres y su historia. Ahora bien, políticamente hablando son muchas veces un foco de infección que trae consigo desorientación, peleas, fragmentación, ... Un país como España, con esa historia que nos aleja de ser una sola España, convive más o menos en armonía desde hace treinta y cinco años. Tener todo este gallinero controlado en un país donde se hablan cuatro idiomas y nosecuántos dialectos no debe ser fácil. Hay que tener mano izquierda.