España quería agua y ésta ha llegado actuando como si se estuviera reservando para la ocasión. En mi casa también he sufrido las consecuencias, el desagüe de la puerta del garaje se ha atascado y diez profundos centímetros de líquido elemento han creado una bañera de treinta y dos metros cuadrados a las dos de la mañana de un día laborable, como para no acordarse. Desde aquí mando un recuerdo para la gente que sufre las riadas, desastre mucho más grave que lo mío y las cuales podrían tener experiencia y argumentos para escribir en este blog y en los que hiciera falta.
No todo van a ser malas noticias, la furgo vuelve con papá después de haber petado el árbol de levas, menos mal que cubría la garantía de unas reparaciones anteriores; espero no volver con ella al taller aunque me temo que lo del coche es como lo de mi hombro, nunca más, nunca más y a la primera que exprimo...zás. Confío en que su retorno a la calzada -fue posterior a la inundación- atraiga consigo a la fortuna que me falta últimamente, ya se sabe que una cosa lleva a la otra.
Otra historia, ésta va de parkour. Aquí ando, haciendo un logo para un grupo de riders o mejor dicho traceurs que es como se llaman a sí mismos. Por si a alguien le interesa, el parkour es un deporte originado en Francia que consiste en circular lo más rápido y espectacularmente posible por entre la arquitectura urbana. Los practicantes suelen utilizar bancos, barandillas, cornisas, escaleras o demás elementos que forman parte del mobiliario para desplazarse con fluidez; por cierto, son gente preocupada por mantener lo que les sirve como apoyo, no confundamos el verbo utilizar con el de destrozar. A lo que iba, el logo quiero que sea a un color -cuestión de economía a la hora de imprimir sobre cualquier soporte- y moderno. Me han dado total libertad para su creación, que es como me gusta hacer las cosas. Espero que les mole.