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martes, 1 de noviembre de 2011

Desventuras

Hace falta tener una imaginación desbordante para escribir historias de aventuras. A día de hoy, con Wikipedia y Google Earth es más fácil hacer un recorrido por la forma de vida, historia y geografía de cualquier lugar, no quiero pensar como conseguirían cada dato los narradores de antaño sin todas estas herramientas actuales. Impresionante.

Dando un paseo virtual por la biblioteca más potente que conozco para así saber un poco de la vida de Hergé recuerdo lo ingenuos que somos los niños cuando leemos comics, creyendo lo que ocurre en cada viñeta, formando parte de la propia imaginación del dibujante. Realmente debería suceder esto siempre.

Los habitantes del Congo acusan al ilustrador belga de racismo por el contenido de alguna viñeta en la aventura de Tintín que lleva el mismo nombre del país. Un servidor, que ha leído casi todas las historias del personaje, nunca se había dado cuenta. Tampoco había advertido los estereotipos mal desarrollados por el dibujante en "aventuras en América", ni sabía que Hergé había colaborado con revistas nacionalsocialistas durante la ocupación alemana de Bélgica, ni su animadversión hacia los judíos o su afinidad por los indios de América -parece ser que es compatible-, también desconocía su afán de protagonismo al no querer incluir a Jacobs -colaborador en muchos de sus dibujos y guiones- en los créditos principales de sus historias. Por eso es mejor quedarse allí, entre las páginas, porque si a día de hoy leo o veo cualquier aventura de Tintín -incluída su nueva película animada- voy a sentirme condicionado por la vida privada de su imaginativo creador.