Los que practicamos deporte digamos todos los días tenemos esa sensación de vacío cuando no van las cosas bien, quiero decir mientras estamos lesionados, que es de las pocas historias que pueden hacer que pierdas el tren si puede servir el ejemplo. Cada cual seguirá su propio método de recuperación, unas veces recomendado por expertos y otras suponiendo. De este segunda opción me gustaría charlar un ratito aunque se trate de un monólogo.
En el párrafo anterior comparaba el entreno con un tren. Cuando tienes ambición deportiva va un poco por ahí, los demás siguen perfeccionandose y tú, discapacitado, te encuentras a dos velas; lo tomas como si tu proceso de rehabilitación fuese un aliciente para el resto. Desde el punto de vista sensato no influye tanto físicamente como psicológicamente, es imposible que en tan poco tiempo los demás se hayan escapado tanto, es más, un servidor lleva muchos años dedicándose a esto y progresa poco la verdad. Aún así cometo otro error, es pensar que volver a pie de cancha lo más rápidamente posible evita que la lesión se prolongue más de lo debido por el simple hecho de no tener que tonificar de nuevo la musculatura, no sé si me explico claramente, es el handicap del que no tiene entrenador ni pasta para compostores.
Por estos mismos motivos -y otros ya comentados en entradas anteriores- regreso a la actividad de manera prematura, condicionado por la experiencia pero atacado de impaciencia. Como único método de terapia alternativa hago comba, me han dicho que es un ejercicio que potencia la fibra del hombro; la reiteración del movimiento crea una capacidad de respuesta rápida del engranaje músculo-tendoniano, básico a la hora de extender al máximo. A ver si es verdad y funciona.