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martes, 31 de mayo de 2011

El legado cítrico

Por sobredosis de cítricos tengo ampollas en la lengua que me impiden saborear los alimentos además de dolerme como si la tuviera quemada, es la primera vez que me ocurre en mi vida. Llevo como un par de meses así, la historia empezó -ahora lo sé- una semana que me comí unos cuatro kilos de fresas entre seis, siete días: en batido, con nata, cubiertas de chocolate, ... sumado a esto tengo la costumbre de hacer zumo de naranja para desayunar y tomo otros dos botellines -20cl.- diarios de néctar especial vitamina c (naranja, zanahoria, limón). El cuerpo ha pegado un petardazo vitamínico y mi lengua ha pagado las consecuencias de tanto desfase continuado.

Los primeros días en que esto sucedió fueron de tanteo informativo, eché un ojo por la red a ver si sacaba conclusiones porque un poco asustado sí estaba la verdad. Hoy en día primero navego y después pido cita en el médico si no encuentro diagnóstico o solución virtual que me resuelva el problema, son las ventajas -o inconvenientes- de disponer de información a golpe de ratón. Supongo que habrá ocasiones en que esté equivocado pero hasta ahora no han sido tantas como para cambiar de método. Puede parecer un tanto suicida, un poco locura, pero a la larga me ha servido para conocer componentes farmacológicos -no sé si se dice así- y sus reacciones en el organismo, también me permite saber que salvo situaciones anormales el cuerpo reacciona con sus propios mecanismos de defensa y todo depende del aguante que el paciente tenga antes de tomar medicación alguna. Por lo tanto, para concluir, mi lengua necesita reposo cítrico y a la larga curará su sobrevitaminosis, no es necesario administrar medicación alguna, sólo cepillarla con pasta dental para niños -poco abrasiva- y dejar las fresas y los limones por una temporada. O eso espero.