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jueves, 15 de septiembre de 2011

Peliculadas

Esta noche tomé el control del mando a distancia; fue una estrategia bien llevada, dos pases de pecho con requiebro final hicieron posible tamaña hazaña, ni José Tomás ni Morante de la Puebla torearían con tanto arte. El caso es que con el poder en mis manos me pesaba la responsabilidad y decidí optar por la vía culta: poner la 2. A la madrugada echaron una peli que no había visto -como casi todas-, bajo mi forma de entender el cine como elemento para contar historias la peli era en ocasiones un poco lenta pero tenía un leitmotiv cojonudo: En un futuro no muy lejano donde reina el terrorismo y el tráfico de drogas, un policia de incógnito pasa a formar parte de la sociedad corrupta con el objetivo de descubrir el origen del mal. Entre las drogas más consumidas por los ciudadanos se encuentra una sustancia llamada M, esta fórmula atenta directamente sobre el cerebro ocasionando una distorsión de la realidad y como efectos secundarios a medio plazo disfunciones cerebrales, paranoias y bipolaridad. El protagonista entra en una espiral de consumo para poder ser admitido entre los miembros del clan. No cuento más, sólo decir que el elenco principal eran conocidísimos y que estaban superpuestos por capas animadas de su propia imagen potenciando así la psicodelia del trance. Algo estéticamente diferente que agradieron mis ojos.

Entre las siete y las diez de la noche estuve con mi ahijado, me contaba su abuela -mi hermana tenía trabajo- que el niño llevaba desde las seis preguntándole a qué hora iba a ir su padrino. Para mí, como tío suyo, es un orgullo que me tenga tanto cariño; el día que le tenga que reñir por lo que sea no sé si tendré suficiente valor.