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jueves, 1 de septiembre de 2011

Hoy el mar no es mar

Estoy escribiendo esta entrada al mediodía, cuando esto ocurre puede ser por dos motivos: estoy en obras o hay calma chicha. En este caso pasa lo segundo, para que lo diga yo tiene que ser grave la cosa, me vale un dedal para echarme. Cualquier cosita sirve para aprovechar esas dos horas de tiempo libre dedicado a uno mismo. Hoy ni siquiera eso.

He calentado un potito en el microondas y me dispongo a meterle la cuchara, la comida de bebés me encanta, tengo papillas de cereales y botes de ternera a la jardinera en la despensa para tres chavalines, cuando estoy en plan vago y necesito comer rápido es lo mejor que encuentro a buen precio, le falta un poco de sabor pero no hay queja. Mañana a esta misma hora voy a pillar cacho en casa de mi madre que falta me hace. Pido papas.

Hace un par de meses me hicieron un encargo, ayer he cumplido con mi parte, espero que le guste el regalo al chaval porque voy cansado de dar vueltas para contentar el capricho de su madre. Mi novia tiene razón, la culpa es mía que yo solo me busco los problemas, soy demasiado predispuesto.