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miércoles, 7 de septiembre de 2011

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Las dos es la hora, siempre intento que no suceda pero acaba ocurriendo. Cuando me levanto, lo normal es que piense en pedir papas al mediodía e ir a echar una cabezadita a casa de mi madre que es quien da igual el día en que la llame tiene todo dispuesto para un buen relax: plato en la mesa, yogur y a dormir. A las once de la mañana ya soy otro, escojo el lugar al que voy a ir a practicar deporte en lugar del menú familiar. A la una estoy deseando salir y de dos a cuatro vivo sólo para mí. A las siete vuelvo a armarla con cualquier historia. Y dan las dos. Es como la movida de Bill Murray en el día de la marmota. No me va otra cosa, el día que no pueda que me quiten lo bailao pero mientras tanto voy cortando bacalao.

P.D.- Para los tipos como yo es una idea cojonuda tener un blog porque puedes soltar lo que piensas sin tener la sensación de parecer egocéntrico. En conversaciones en grupo no me atrevo.