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jueves, 8 de septiembre de 2011

Chopeteos y cucharas

En mi casa no se cocina con olla express, puede ser un sinsentido y si me escucha cualquier profesional de los fogones pensará que soy gilipollas o que voy de pseudotradicional. Desde mi punto de vista ocurre lo segundo, no entiendo que a la comida de pota haya que recortarle tiempos ni añadirle presión, lo que necesita es justamente lo contrario: tranquilidad y oxígeno.

Ayer recibimos un paquete, mi novia compra productos lácteos de una determinada marca, en el interior del envase disponen de un código promocional, entras en su web, introduces los dígitos y canjeas puntos por regalos. Nuestra elección -la de ella aunque pensando en mí- fue una olla programable que hace la comida para la hora que tu elijas: echas los ingredientes en crudo, escoges entre los distintos menú programados -asados, pastas, legumbres, ...- y le dices a que hora la quieres en su punto. Mmmmmm, raro, raro.

Voy a poner un ejemplo, un servidor se levanta a las ocho de la mañana y no regresa a su casa hasta las ocho de la tarde como mínimo. Supongamos que me apetece pollo asado, bajo mi manera de hacer este plato la receta es muy sencilla: salpimento el pollo y lo pongo a dorar en una sartén hasta que coja mucho color -nos gusta así-, casi al final del proceso de freidura añado la cebolla, un poco de ajo  y unos champiñones; en una olla extiendo un fondillo de aceite de oliva virgen y a fuego lento añado las verduras (zanahoria, pimiento verde, más cebolla, ...), echo el pollo a la olla con su aceite de freir, corto dos tomates y los exprimo por encima, sumo a esto un vaso de vino blanco, otro de caldo de carne y salpimento de nuevo, suelo poner pan rallado y unas gotas de limón a mitad de la cocción que suma en total hora y media a fuego medio-bajo. Es normal que no confíe en estos aparatos que hacen todo a la vez y no hay que atenderlos.