La línea que delimita el curso de una vida es muy fina. Una decisión tomada en una fracción de segundo puede suponer dos caminos opuestos, dos existencias distintas. El problema es que muchas veces no contamos con la llegada de ese momento y sus consecuencias a posteriori. No es necesario buscar ejemplos de hechos históricos concretos, personas con poder mediático o situaciones límite. Ocurre en cualquier familia. Sólo hace falta una pequeña chispa para hacer saltar elementos del pasado relacionados con una decisión tomada.
Desde hace un tiempo paso de todo, no escudriño, no busco momentos vividos de relevancia, no miro atrás, no discuto, nada me afecta demasiado. Eso creía yo, hasta ayer; porque ayer mandé toda esta teoría al carajo y cometí los errores que creía no iba a cometer; volví a encontrarme con situaciones del pasado que ya creía superadas pero en realidad han aflorado de nuevo. Espero no haber cambiado ningún rumbo con mis decisiones, me gusta llevar esta dirección.
Mantener siempre el control de la situación no se soluciona con un poco de teoría zen.