Trabajar por dinero, es lo que nos toca para poder subsistir: comida, ropa, vivienda, agua, luz y teléfono se supone como básico. El resto es artículo de lujo reconvertido a necesario en los últimos tiempos: coche, internet, gimnasio, comunidad de vecinos, letras de préstamos varios, gastos por aficiones diversas, ...El total de toda esta suma es una pasada de Euros en el mejor de los casos. Para disponer de una calidad de vida digamos europea hay que trabajar duro. De ahí que le concedamos tanta importancia al tema y nombremos tantas veces la cifra de parados en este país, que es escandalosa.
El análisis que se detalla a continuación parte de un concepto altruista de la vida pero no por ello romántico o irreal. Es una versión antagónica del objetivo de alcanzar el poder a toda costa sin pensar en las consecuencias personales que acarrea. Abstenerse familias numerosas porque a ellos les parecerá una quimera, que tienen que hacer otros cálculos y el dinero sí es fundamental.
La competitividad entre personas ha de ser sana aunque haya algún caballo ganador de antemano. Ayudar al que más lo necesita es una victoria que no se ve a corto plazo. La imparcialidad viene dada por un concepto claro de Justicia. Estar contento con un@ mism@ es fruto del esfuerzo. La pereza fomenta el pasotismo,la dejadez. La mentira obliga a utilizar otras mentiras, efecto bola de nieve. La ira irracional es fruto de una baja autoestima. La falta de autodisciplina potencia la alienación del individuo, diminuye la personalidad. Amar el dinero por encima de todo es un sentimiento vacío, superficial y aburrido; la avaricia es para los infelices permanentes. La riqueza es algo interior, no material, intangible y renovable.
Vuelvo a insistir en que sólo es teoría, la vida de un tipo que piense lo contrario puede ser mucho más divertida e intensa que la mía, aunque su forma de demostrarlo es un tanto sospechosa. El aurea vital, tener carisma, no se mide en euros, se mide en quilates y esos no se compran.