Hay historias que no me cuadran, me refiero, por ejemplo, al tema de la xenofobia, ocurre en todos los lugares del mundo y en la mayoría se toman las medidas represoras en vez de sentarse a dialogar para acercar posturas. Expulsar a los gitanos rumanos de Europa Occidental está muy de moda hoy en día pero que pasa con otros, aceptados e integrados, los llamados gitanos de piso que, aunque de naturaleza igualmente trashumante, son capaces de convivir en comunidad. Claro que dentro de ese lote también están los artistas que como decía Gato Pérez "gitanitos y morenos son los ases del compás". A este gremio si se les acepta, se les valora y se les admira. Pues son gitanos igual y seguramente descendientes de rumanos, búlgaros o húngaros, zíngaros en todo caso.
Para que los seres humanos aprendan a vivir en sociedad hay que educarlos desde la democracia, sin agresiones externas. Está claro que si son ciudadanos con papeles hay que tratarlos de igual a igual que al resto: documentación, carnet de conducir, educación primaria, sanidad, impuestos, ... Si por la parte que nos toca como país supuestamente desarrollado que somos fueramos capaces de educar en sociedad, combatir la violencia con inteligencia y mano izquierda, eliminar las barreras, las cosas serían más llevaderas. Por poner un ejemplo, estos chiquitos que roban, carteristas de mercadillo, es difícil, por sus hábitos de vida, que el día de mañana escojan una opción legal laboral. Mientras tanto, nosotros, en vez de alentar ideas constructivas preferimos apoyarlos a ser carne de cañón en un futuro cercano. Igual de firme hay que ser en la rehabilitación, más importante si cabe que la abstención o la represión.