Buscar

miércoles, 9 de marzo de 2011

Fabricando mi silencio

Siento especial admiración por la gente profunda, aquella a la cual se la ve que tiene mucho que decir pero que no lo demuestra salvo cuando es estrictamente necesario. Como yo soy una persona más superficial y esta cualidad no la traje de serie pongo todo mi empeño en intentarlo. A juzgar por los patrones que tomo como ejemplo, espejos en los que me gustaría reflejarme, tengo mucho que aprender todavía, eso sí, sabiendo de antemano que nunca seré como ellos/as porque hay aptitudes que se tienen o no independientemente de la actitud en el empeño.

Comentábamos en una discusión entre amigos la repercusión de los programas del corazón y reality-shows. La mayoría de los que allí estábamos teníamos posturas radicales unos con los otros. Tengo que decir aunque me duela reconocerlo que de las personas allí presentes, las que yo considero reflexivas, intuitivas, emocionalmente estables, comprensivas y responsables eran aficionadas a este tipo de programas, la mayoría mujeres por cierto. Entre los miembros de la oposición estaba yo, aunque a juzgar por lo que comento en el párrafo anterior sería lo normal, ¿no?.

Es que muchas veces los que nos consideramos inteligentes por no ver ese tipo de historias somos más bobos que nadie, sobre todo por demostrar comportamientos como el de disparar antes de apuntar.