Quiero hacer un sofá con los botellines de una marca de zumos. Los tarros de los que hablo son de cristal verde musgo y supongo que triturando unos mil, en un bidón mezclados con resina de poliester, utilizaré un par de moldes para darles forma de sillón, unas pasaditas de pulidora como fin de fiesta y a ver que tal. Todos los días tomo uno en el trabajo, debo tener unos cuatrocientos metidos en cajas de cartón. Paranoias de cada uno.
En el piso inferior de la zona derecha de mi casa vivían animales hace unos cuarenta años calculo yo; era una pequeña cuadra, con un ángulo de caída sobre 15 grados y una altura máxima de dos metros diez en el fondo; los siguientes dueños decidieron cementar el suelo para utilizarlo como garaje manteniendo altura y desnivel. Su nuevo propietario -un servidor- cavó hasta nivelar y así aprovechar el espacio para algo productivo. Con el tiempo colocamos un muro e hicimos un cuarto de baño en la segunda división. A lo que iba, en la habitación que nos quedó la utilizamos de multiusos: garaje, tendedero, sala de música, local de ensayo, chapuzas varias. Es de sólo treinta metros cuadrados por si a alguien le interesa. Bueno, pues el sofá va para ahí.