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viernes, 4 de marzo de 2011

Regueros de agua chirla

Hoy me encontraba solo al mediodía en una playa cercana a mi trabajo, las condiciones eran perfectas para mí: nordeste flojo y mar con olas entre un metro y metro y medio limpio. Marea a dos horas de la pleamar. Un cormorán me bacilaba sumergiéndose a treinta metros de distancia y apareciendo a escasos dos  para volverse a zambullir no sin antes mirarme simpático. Estábamos los dos bastante contentos la verdad.

Hay días en que no entiendo como no hay nadie en el agua. Otras veces está horrible y cincuenta tíos dentro. Me prometí que escribiría más sobre situaciones de este tipo, siento una sensación bastante especial cuando ocurre lo que cuento. Los pescadores también lo sienten y por eso van a la costa aunque sepan que no van a pescar, cuando vuelven para casa están alegres igualmente. Es lo que te da a cambio el océano por tu dedicación constante pero ya he comentado en otras ocasiones que no sé como explicarlo con palabras.

En mi tierra también tenemos ría y desgraciadamente las obras de la depuradora continúan progresando poco y mal. Cuando la marea está baja los olores en las zonas próximas a los desagües son como una cloaca que alcanza kilómetros de radio. En estos lugares vive casi toda la población, sufriendo sus consecuencias con más costumbre que resignación, esperemos que en un futuro próximo la pasta llegue como tiene que llegar y si no que no proyectaran nada. Este año tendría que estar terminado. Mientras tanto de las cañerías de toda la ciudad regueros de agua chirla siguen brotando mierda al mar.