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miércoles, 23 de marzo de 2011

Hablemos de política

Hoy voy a comentar un tema que le sucederá a mucha de la gente que escribe para ser leída. Aunque no me considere uno de ellos tengo que reconocer que ciertos caramelitos son atrayentes se miren desde donde se miren. Para mí, la política es la megagolosina y aunque procuro no hablar de ello, algunas veces saco la lengua a paseo.

Del color que yo lo veo muchos creemos tener capacidad para tomar decisiones y dar soluciones en cualquier aspecto relacionado con el país: terrorismo, política, empleo, medio ambiente, defensa, emigración ... por eso es normal criticar la labor de quien desempeña el oficio de gobernar. A veces imagino que estoy en ese puesto, soñar es gratis, cuando llega el momento de ejercer, pongo ejemplos de mi vida cotidiana, aspectos en los que he mediado, con mayor o menor fortuna; tengo que reconocer que he lamentado haber dicho muchas frases en momentos importantes de mi vida por no desempeñar bien mi labor como mediador. Si en una simple existencia como la mía no he tenido el acierto necesario entre las muchas opciones a elegir, como voy a ser capaz de hacerlo con todos los demás, es de género de bobos no aceptarlo. Si en alguna ocasión -han sido varias- he ejercido mi derecho a réplica -estoy hablando de política- es porque considero que la crítica alimenta la imaginación y la autoexigencia, necesarias a partes iguales cuando se trata de dirigir un bien común. No quiero pensar que cuando se equivocan lo hacen por egoísmo si no más bien por torpeza porque de no ser así estamos jodidos.

Claro que tengo una ideología, muy acusada diría yo, pero no es cuestión de admitirlo, más bien de sentirlo. Es algo interior y poco recomendable para compartir con los demás cuando eres persona de hechos más que de palabras, todo lo contrario a la política y a muchos ciudadanos que comparten esa misma filosofía. Hablar mucho implica enseñar el gayumbo pero quizá, cuando haya que mostrar los huevos, no todos estamos a la altura. A los políticos, antes de pertenecer a ninguna cúpula de partido, tendrían que hacerles un examen de ingreso. Cualidades necesarias: valentía, cordura, equilibrio, respeto, sensibilidad, comprensión, altruísmo, ...los que no superen la calificación, a otras tareas.