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domingo, 6 de marzo de 2011

El otro Rodríguez

...Piruburipurirú-puriburipuribá... (suena el móvil)

- ¿Hola?...¿Qué tal?
- ¿No quedaste de llamarme? -tono enfurecido-.
- ¿Yo?, ¡quedaste de llamar tú!, ¿cómo te va?
- Bien -acento gallego-, lleva lloviendo todo el día.
- Aquí hace un sol tremendo, vaya casualidad. ¿Qué tal el viaje?.
- Tuvimos que esperar más de la cuenta en Madrid y llegamos a Tenerife muy tarde. El apartamento que cogimos está muy bien, hay mucho ambiente por las calles. ¿Tú qué tal?.
- Perfecto, por aquí ando, de jardinero, con el buzo y la motosierra. Todo bien, el perro también, lleva conmigo de paseo todo el fin de semana.
- Cuidate mucho, un beso.
- Otro, pásalo bien.

Tampoco tenemos mucho más que decirnos, nuestra relación es sincera; a veces puede parecer fría y quizá lo sea pero no fingimos situaciones irrelevantes que a fin de cuentas son pan para hoy y hambre de mañana. Del color que yo lo veo tiene mayor valor un gesto puro suyo que cincuenta detalles provocados para contentar a la otra persona. Cuando vuelva diré que la he echado de menos.