Como todo el mundo se ha ido de vacaciones por ahí y me han dejado tirado, consigo autoflagelarme cortando la hierba del terreno de mi padre, del mío y del espíritu santo si llega a tener parcela. No debería de quejarme porque más se esfuerzan en aguantarme cada día y no protestan pero cuando le toca a uno es donde se ve el detalle.
Me he puesto el mono de trabajo con sus botas de agua reglamentarias para cortar y podar lo que se me ponga por delante que tampoco le voy a hacer ascos a nada: un campito por aquí, una camelia por allá, el olivo, el limonero, la parra de las uvas ... si por chollos no va a ser, hay aquí para dos semanas. Es que si me pongo también haría falta pintar el muro, arreglar la bodega y el garaje, quitar malas hierbas de las jardineras, ... no es que tengamos mucho terreno donde obrar es que lo que hay está todo apiñado. El año pasado tuvimos que tirar dos palmeras que nos costó lo suyo cortarlas porque medían unos diez metros de altura por tres o cuatro de circunferencia; por cierto, hay pocos árboles tan cochinos como una palmera, están todo el día soltando dátiles que o bien vuelven a brotar una vez arraigan de nuevo en la tierra o se pudren dejándolo todo perdido; además suelen ser nido de ratones por la cantidad de recovecos que tienen entre sus ramas.
Si no fuese tan vago para la agricultura sembraría unas lechugas, patatas, pimientos de padrón o lo que fuera; tendría unas gallinas ponedoras y un par de capones para darles la estocada en navidad. De momento tengo un proyecto de huerto en mente para el 2012 que si no ocurre nada que lo impida alegrará las futuras comidas. Ya me gustaría disponer también de un invernadero pequeñito para plantar unos fresones que salieran parecidos a los de Palos de la Frontera. Si alguien tiene semillas de las buenas -y resistentes para torpes- tengo una dirección de correo, disponible siempre para recibir noticias agradables.