Venga, alegra esa cara que no es para tanto. Si realmente tienes ganas de llorar hazlo porque te aliviará pero si no es así piensa si merece la pena pasar este día amargado cuando no hay nada que pueda cambiar la situación. Todo influye, ya lo sé, una suma de tantos hace una montaña aunque tú eres fuerte, no sueles tener bajones. Recuerdo tu duende, eso no se compra, se tiene o no se tiene, debería ser suficiente para sentirte afortunado. Recoge los mocos y sal a la calle como hace un niño cuando tiene los deberes hechos porque también tú los has acabado. Tienes todo controlado.
Ya sabes que estoy aquí para lo que haga falta aunque del color que yo lo veo no necesitas nada porque pilotas en la vida mejor que nadie.
P.D.- Aunque nunca te hayas dado cuenta sé perfectamente como eres y lo que vales. Serán felices siempre, no te preocupes por ellos.