Los martes a las diez voy a jugar una partida de fútbol 7 para colegas. Este mes me ha tocado llevar el bote; la caja de zapatos que guarda el dinero está en mi casa a buen recaudo.
Esta semana me tocaba ir a pagar la pista de Marzo. Como suponía que todo seguía dentro, no me preocupe de revisar el dinero del bote. Cuando le pregunté a la chica de la oficina cuanto se debía, abrí la caja, conté el dinero y me disculpé diciendo que volvería otro día. Los ciento sesenta euros que me disponía a pagar quedaron reducidos a unos escasos ochenta y tres con cincuenta y cinco. No daba crédito.
Llamé a mi novia mientras iba camino de un cajero a sacar la pasta que faltaba. Le pregunté si sabía algo y esta fue su respuesta...
- ¿Una caja azul?, ¿con dinero dentro?.
- Sí.
- Es que me hacían falta ochenta euros para llevar al dentista y no me daba tiempo a ir al banco, perdona, lo iba a poner luego, ¿no te haría falta?.
- No mujer, ya sabes que colgué las botas; la caja azul que estaba en la cocina era el Banco Central de los Pitufos.