La globalización, sin entrar en debate, trae consigo una revolución para todos, las diferentes culturas son hoy tan cercanas que pierden parte de su misterio. Este alumbramiento puede indicar que me estoy haciendo mayor o ser verdad absoluta. Que un tío de Monastir, por poner un ejemplo, haya estado trabajando en otro país viendo por tanto la forma de vida de otra gente supone como mínimo establecer comparaciones. Las comparaciones son odiosas: pobreza, corrupción, falta de libertad, ...ocurre en todas partes pero la represión ayuda mucho a desarrollarlas. En Egipto y Túnez el pueblo ya no traga más; han visto que en otros sitios se puede dialogar, no estar de acuerdo con los fuertes, pensar por uno mismo y quieren inculcarlo entre los suyos. Las autoridades se tiran de los pelos ante tamaña osadía, deciden poner pies en polvorosa o aguantar el tirón según el caso, tonto el último.
Otra historia, intentar imaginarse un país supuestamente desarrollado gobernado por un personaje grotesco, tiránico y anormal en el mal sentido de la palabra es difícil. Pues bien, esto ocurre en Italia desde hace un chimpúm, atención a los que piensan que la república es moderna. La última del colega ha sido insultar en directo gravemente a un presentador de televisión por ideología contraria. Vaya seriedad. Es que cada vez que hace alguna alucino, me sigue cogiendo por sorpresa, no me lo puedo creer. Allí no le meten mano porque debe valer por lo que calla.