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lunes, 17 de enero de 2011

Piquito de oro

Querida Ministra, permítame expresarle la opinión de unos cuantos altruístas:

Conocemos su trabajo como guionista de cine y televisión, es más, creemos que lo hace bien, tiene un punto de vista bastante moderno y rigor argumental; bueno, es sólo nuestra opinión, tampoco creemos estar en posesión de la verdad.

Permítanos presentarnos: somos los que no aparecen en los photocall, los que no nos importa que nos plagien ni acudimos a las exposiciones más in; los currantes, los que lloran cuando ven reconocido el trabajo de los que lo merecen, los que no queremos hacernos ricos, los del lado oscuro; aquellos que creen en lo que hacen sin darle importancia al beneficio, que buscan sentimientos, que nunca chocan una mano por interés, que trabajan en silencio.

Todos nosotros estamos en contra de restringir el poder de la red, creemos en la libertad de expresión y entendemos que el plagio forma parte de los efectos secundarios de la borrachera de información de la cual disfrutamos cuando podemos. Gracias también a la libertad y disponibilidad de medios podemos combatir a los que copian buscando un beneficio económico que les sería ajeno. Al que descarga en su casa el último disco de Perales no, ese también le está haciendo un favor al artista, no económico pero sí de reconocimiento, ¿o sólo es una cuestión de dinero?. No seamos como otros países modernos económicamente hablando pero retrógrados en mentalidad, ¿o es que queremos parecernos a ellos?. Nosotros, ni de coña.

Habría que plantearse cosas como que en esa Ciudad de la Luz, supuestamente uno de los tres estudios de cine más grandes del mundo, sólo se hayan rodado dos películas entre 2009 y 2010 cuando en el 2007 y 2008 fueron unas veinte (esto no es culpa del Ares). Eso sí es una gestión en la que podrían ocupar su tiempo y a la larga generar ese dinero que supondría una demanda de trabajo para los artístas de cualquier disciplina, fomento de la creatividad y desarrollo cultural (de la misma forma que funciona internet). Podríamos seguir explicando formas de rentabilizar lo invertido pero tampoco nos van a hacer caso. Ni los unos, ni los otros. Ahora, lo que no entra por nuestros oídos son frases como la piratería está matando a los artístas porque de hecho hay más que nunca.


Atentamente
Los que sonríen siempre